Guerra
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CITAR ES CITARSE: Ganarse la vida es perderla. Claudio Bertoni.
Publicadas por Moebius
Desde hace muchos años que lidio con un fantasma, de hecho, ese espectro ha dejado su huella en más de algún artículo en este blog. Se han sucedido acercamientos persistentes: las ganas de rearmar una relación a estas alturas virtual son tan fuertes como la repulsa del recuerdo de cuando esa “presencia” tenía corporeidad; hay una ánimo de acercarse, pero también hay un ánimo de borrarlo todo, eso si, el control lo tengo yo (¿o no?). Lo cierto, es que el fantasma es una metáfora: mitad real y mitad literatura; mitad conciente, mitad enlace al inconsciente y, precisamente de eso se trata esta desventura. En el ánimo de producir un acercamiento, he representado su presencia a través de gestos, símbolos, ritos; traje su recuerdo con fotos que fui colgando de las paredes pero en la última había algo especial, sólo el espectro y yo. En esa imagen se marca la relación diádica, nadie más (notable avance), pensé para mi (vamos por buen camino), reafirmé. Esto merece un acto de desagravio y con esto arreglo años de tiras y aflojas, y me dije, por qué no hacer un post, no sé, algo simpático como jugar a los fantasmas y mezclarlo con el inconsciente. Ok. Todo bien, mañana por la mañana lo posteo, total ya lo tenía medianamente redactado: una parte en un papelito y otra en la cabeza (de esta nunca hay que confiarse). Se prendió tanto inconsciente en el cuento y el juego, que el sueño (manifestación por excelencia del inconsciente) mi sueño – si no crees en fantasmas o en el inconsciente ni te molestes en seguir leyendo, pero ojo que esto es lo más personal que voy a contar – me jugó una mala pasada; el fantasma me pegó una bofetada tan fuerte que me dolieron hasta los dientes y en ese momento (del sueño... se entiende) tenía sólo 5 años, es decir, un fantasma pegándole a un niño de 5 años, grosero ¿no? (no olvidar que esto esta condimentado por la discusión en los “comments” del post “metablogoanálisis"). Resultado de todo este asunto: a la cresta con el acto de desagravio, tendrán que pasar otros 10 años para que se me ocurra hacer algo así, y por las rechu*** que me asusté.
¿Creen ahora en fantasmas?
Publicadas por Moebius
… … … … … …. … … (¿?) …. …. … … …. …. …. … … … … .. .. (¿?9)… … … .. … … … .. .. .. … … … … … … .. .. …. … .. .. .. … .. .. … .. … … ----- ----- --- ---- …. … (laconlsjhvu9e, lareaoicnjreiugbilksj, MNý
Alguien… me… podría… decir en que… mmmm, mmmmmmmmmmmm, mmmmh
Publicadas por Moebius
Qué notable, qué lindo (¡qué fea palabra!), qué histórico, qué pudor, qué vergüenza, qué maduro, qué osado será leer esto en marzo del 2007, o en marzo del 2010 (mástodavíasisomosdesarrollados). ¿o no?
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Comentario de cine en tu lengua
Hay momentos en la vida que a uno lo marcan. Si se hace el ejercicio matemático de buscar el común denominador, en mi opinión, lo que se repite, y que deja una huella mnémica, es la tensión, contrapunto o puesta en escena de valores que se entrelazan excluyéndose mutua y permanentemente; se tiene que elegir alguno de ellos en desmedro del otro: la vida por la dignidad, por ejemplo.
Otro punto interesante, en el mismo sentido de dejar huella, es el contrapunto de discursos: mejor más espacio para los negros, mejor más seguridad o, mejor más propiedad privada. Todos puestos en juego, hacen tambalear hasta quienes se definen como más tolerantes
Una atmósfera cargada, me imagino, de iones negativos (obviamente más pesados que los positivos). La música crea atmósfera y para mi es casi como un recurso vital (para acompañar el sabor, pena, alegría de la vida). Lo mismo que la banda sonora de la película 21 gramos, del premiado G. Santaolalla, en esta obra la eligieron con pinzas y la pican bien finito; y además, la melodía hace repicar esos iones melancólicos.
Debo confesar que tenía prejuicios de esta película; claro, uno se forma ciertas expectativas antes de verla y, sin embargo, habían cosas que no cuadraban ellas: qué hacia ahí Sandra Bullock, qué vieron los señores conservadores de la academia que la premiaron (es lo que me produjo más sospechas), cuando siempre le han entregado galardones a guión absolutamente probados y que año a año se presentan cambiando los actores, las locaciones pero con la misma historia gringa. Lo que me deja tranquilo es que estoy casi seguro que ellos se equivocaron y vieron otra película.
Publicadas por Moebius
Estimada Profesora de Castellano:
Necesito de su sabiduría para resolver un problema que hace tiempo me aqueja y ya sea por una vergüenza inicial que luego derivo en subvalorar el tema o porque creí haberlo resuelto, no he hecho la consulta. Se trata de lo siguiente, ojo, querida profesora, en este tema necesito respuestas claras y no ese típico argumento que comienza con: – miiiraaa, depende… No, eso no, ¿me entiende?, necesito certezas, las cuestiones bien claras. Bueno, luego de este desvarío prosigo, decía que el mundo es redondo… perdón, ya me voy por las ramas de nuevo… en que estaba, ah! si, querida profesora, necesito que me aclare o más bien me diga una regla de puntuación: cuándo, estimada profesora, cuándo se deben usar el “;”.
Atte., un atribulado alumno
Publicadas por Moebius
Me he decidido a leer un clásico, eso si, un clásico de clásicos, de esos autores que se instalan al lado de Cortazar, Borges, Poe, Goethe, etc. y que de una u otra manera inaugura la literatura moderna. Sin embargo, tengo un problema: son tantas las recomendaciones que me han dado que, finalmente, temo por mi vida. No vaya a suceder que cuando abra el libro este me explote en la cara, o las letras se extiendan en un brazo que agarre mi cabeza y me meta dentro del libro (deseo oculto de aquellos que no me quieren). O que el libro se convierta en una suerte de verdad reveladora y me señale que vivo en una matrix (terror tipo: Neo, Wake up). En todo caso, y aunque cuento con el mencionado libro, voy a rodear el problema y partiré por Dublineses (de hecho ya lo abrí y nada malo me pasó). Por casualidad, ustedes tienen alguna recomendación…
Publicadas por Moebius
Publicadas por Moebius
Hay dos cosas que en general destacan en los argentinos: a) su ego y, b) la tradición de psicoanalistas que no sólo tienden a sus analizados en el diván, también escriben. Si se fijan: "b" sirve para tratar "a".
En el periódico Página 12, cada día jueves, aparecen artículos sobre distintos temas, la mayoría escritos por psicoanalistas. Para muestra un botón... bueno, dos botones
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